Vivimos tiempos inciertos: a la tensión entre la globalización y la defensa de lo local se le suma, en muchos territorios del planeta, por desgracia, el conflicto. Resulta interesante la noción filosófica del conflicto, ya que supone una contraposición entre dos partes que, a menudo, tienen valores diametralmente opuestos. Entre esos dos polos surge una figura: el intérprete. Parecería que las diferencias entre las culturas se han reducido, pero, si lo pensamos bien, es posible que hoy en día los intérpretes y los mediadores culturales sean más necesarios que nunca.

A menudo, como nos ha contado la profesora, los intérpretes que trabajan en zonas de conflicto lo hacen no porque hayan seguido una formación que los capacite especialmente para ello, sino porque llevan años inmersos en el contexto y porque se da el caso de que manejan las lenguas de trabajo requeridas. Estos intérpretes, por otra parte, son vitales a la hora de buscar soluciones para las complejas consecuencias sociales que tienen los conflictos políticos y armados.
El futuro, en palabras de la profesora, exigirá a los intérpretes mayor flexibilidad y precisión en su trabajo, así como desarrolladas habilidades de manejo y gestión de la información. De hecho, es posible que no esté lejos el día en que una gran parte de la actividad de interpretación se lleve a cabo mediante plataformas específicas de reuniones y conferencias en línea.
Esperamos que os guste la entrevista. ¡Nos escuchamos muy pronto!
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